Un motín de montañas. Una arenga de esquilas.
Un regazo mullido de neblina viajera.
Son las torres, antiguos floripondios del aire;
y las cúpulas, duros miriñaques en fiesta.
Monacal, la llovizna cuchichea el breviario
de los nueve suspiros al Señor del Calvario.
Gime rota la lenta yugular del río
siete veces partida por el tajo del puente.
Y la verde trinchera del Borrego, lanzando
catapultas de trinos que sepultan franceses.
Luce bien el engarce de la estrella en el Pico
de Orizaba; lo saben el volcán y la estrella.
Si en el trébol del astro cinco pétalos fulgen
la rebelde proclama del gran cráter, albea.
Orizaba: la hipérbole de la sabia cuarteta
de tu prócer escudo, paragono con ésta:
Pluviosilla, sonora de corrientes y lajas,
un alero que alberga la canción de la Patria.
--Jorge Ramón Juárez.
